viernes, 31 de julio de 2015

COMO GENERAR MI FELICIDAD

Lo sabemos, la felicidad es un concepto muy difuso a la vez que complejo. Podríamos hablar de aspiración, de algo que alcanzamos brevemente y que al instante, pierde levemente su resplandor, su intensidad. Sin embargo, queda la cotidianidad de las pequeñas cosas, de un sencillo equilibrio en el que sentirnos bien, ahí donde poder apreciar cada cosa que nos rodea, nos acompaña y nos define.
Puede que el ser consciente de esta felicidad “humilde”, sea un don que no todo el mundo dispone. Pongamos un ejemplo: según la revista Forbes, una buena parte de las personas más ricas de nuestro planeta, es infeliz.
Esto nos demuestra dos cosas que quizá ya sabíamos, que la felicidad no se compra con un cheque de infinitos ceros, y que el arte de amargarse la vida está quizá a la orden del día en todas las escalas sociales. Hasta en los millonarios.

Como generar mi felicidad;

En ocasiones, nos preocupamos en exceso de aspectos que no tienen importancia. De cosas que o bien no tienen solución o que no tienen por qué suceder. Todos conocemos a esas personas que tienden a anticipar cosas: “Tenemos que hacer esto porque puede suceder aquello”, ideas obsesivas donde está presente quizá una inseguridad continua, que les hace no solo amargarse a ellas mismas, sino también a quienes están a su alrededor.
Miedo al fracaso, miedo a la soledad… todo ello nos empuja en ocasiones a hacer cosas que complican aún más nuestra realidad, nuestra cotidianidad aparentemente sencilla donde no existen problemas graves.
 Veamos algunos ejemplos:
-Tu presente está bien, no hay ninguna dificultad ni problema aparente. Sin embargo empiezas a obsesionarte con el futuro, con lo incierto. Porque está claro…la tranquilidad no dura mucho tiempo.
-Si hay algo que no va bien en tu vida, por pequeño que sea… todo se complica. ¿Has discutido con alguien? ¿Un mal día en el trabajo? Esto ya es suficiente para tener una mala semana y extender esa negatividad a todos los planos de tu vida.
-Lo importante es no estar solo. Así que debes aguantar lo que sea y con quien sea para no enfrentarte a la soledad.
-Si has alcanzado una meta que tenías propuesta y eres un especialista en el arte de amargarte la vida, seguro que no la disfrutarás. Es posible que te Marque otro objetivo aún más difícil cuya complicación, te cause frustración a la vez.
-Si alguien te deja caer una crítica, aunque sea constructiva, seguro que no la vas a aceptar. Porque nadie hace algo para bien, la mayoría de las personas tienen una doble intención… y esta nunca es buena.


Los ejemplos dados anteriormente nos demuestran ya a grandes rasgos cuales son las dimensiones que definen a esas personas que son incapaces de apreciar la felicidad, o la bondad de las cosas y las personas que les rodean: la envidia, la manía persecutoria, la incapacidad de asumir responsabilidades, un perfeccionismo exagerado, el razonamiento excesivo, el negativismo, la baja autoestima… y en esencia, el vacío de sentido vital.
No hace falta seguir una religión o practicar un tipo de filosofía específica para darnos cuenta de que nuestra vida debe tener un sentido. Un sentido para nosotros mismos.Las personas que nos rodean no son una amenaza, nadie está aguardando en una esquina para hacernos daño.
Tampoco hay que obsesionarse en lo que pasará el día de mañana ni caer en el error del razonamiento excesivo. Lo importante es mantener un equilibrio, usar la lógica… saber confiar.

El arte de NO amargarse la vida requiere que aprendamos a confiar, es imposible controlar todos los aspectos de nuestra vida para evitar que ocurran determinadas cosas. La felicidad no es una meta, es un estado, una emoción. La felicidad está en el día a día, en el ahora y en nuestra capacidad para saber cultivarla del modo más humilde posible.

martes, 28 de julio de 2015

El DOLOR DE MIS EMOCIONES

Es un dolor que se manifiesta en la parte inferior de la espalda, el lugar donde se encuentran las vértebras lumbares.
Puede indicar que estamos inmersos en un conflicto de dirección:
¿Qué es mi vida?
¿Qué voy a hacer con ella?
¿Qué dirección quiero tomar en mi vida?
Puede expresar un temor inconsciente o rechazo hacia los cambios que la vida nos impone, o incluso, hacia aquellos que nosotros mismos hemos adoptado, especialmente en el ámbito familiar o profesional, ya que dichos cambios nos obligan a rectificar nuestros hábitos, nuestros puntos de apoyo, a cambiar de actitud en nuestras relaciones, cosa que nos irrita muchísimo y nos pone bastante nerviosos, ya que en el fondo nos sentimos inseguros y lo único que nos interesa es encontrar la estabilidad en nuestra vida.
Desvalorización por sentirse “impotente” ante una situación o persona.
Puede manifestarse cuando una persona está sobrecargada y siente ira porque cree que no puede hacer frente a todas sus responsabilidades. Piensa que la suya es una carga muy pesada, que le han dado demasiadas cosas para hacer y sólo le queda el deseo de “salir corriendo”.
Sentimiento de ser el pilar de la familia, del clan, de la empresa, dentro de una noción de responsabilidad, etc.
En muchos casos de lumbago está presente un conflicto de origen sexual en el que se encuentran implicados nuestros colaterales (mujer, marido, amantes). Puede tratarse de un conflicto relacionado con sentimientos de culpa. Se refleja sobre todo en la pierna izquierda.
Lumbalgia: Sentimiento de impotencia.
“Me siento impotente y me doblego en los pilares de mi vida”.
“Estoy soportando una situación sin poder intervenir”.
“Me encuentro viviendo una experiencia que no sé cómo afrontar.
Sentimiento de desvalorización.
"No puedo hacer nada".
“No sé cómo salir de ésta situación”.
“No me queda otro remedio, tengo que soportarla”.
Recomendaciones para recuperar la salud física, emocional y espiritual:
Afrontar conscientemente el sentimiento de impotencia, de inseguridad y el complejo de inferioridad.


Abrirse a lo nuevo y aceptar la ayuda que viene del exterior. Avanzar en la vida con flexibilidad, con confianza, abandonando la tendencia a querer controlarlo todo a su manera.

SOLO PENSAR EN MI

Solo pensar en ti

Muchas veces no eres consciente de ello, pero, sin quererlo, actúas como tu peor enemigo. Puede que te parezca normal tener pensamientos dispersos sobre lo mal que haces las cosas, lo mucho que te falta para estar “a la altura” de los demás, o lo deficiente que eres a la hora de conversar, bailar o lo que sea.
No son reflexiones como tales. Simplemente, tienes una convicción secreta de que eres inadecuado. Además, llevas una lista mental de los hechos que aparentemente te lo prueban: no has logrado lo que deseas, no destacas en nada (como no sea para mal), no sientes que otros te quieran lo suficiente… En fin, el inventario es interminable.
De una u otra manera, has aprendido a parecer incompetente. Pero quizás no has reparado en que tus supuestas incapacidades nacen precisamente de esa idea que tienes de ti mismo. Te has programado, sin saberlo, para errar, equivocarte. Y también sin notarlo, proyectas permanentemente esa imagen de ti hacia los demás, de modo que también los otros esperan de ti que no seas capaz.
Necesitas reflexionar mucho al respecto. Pero, en principio, aquí te proponemos algunas tareas que pueden ayudarte a dejar de ser tu peor enemigo.

Suaviza el lenguaje

Cuando te refieras a ti mismo, bien sea en tu mente o a viva voz, usa un lenguaje gentil. Humillarte o burlarte de lo que eres o lo que haces, no es un acto de honestidad, sino de auto agresión. Siempre hay una manera más amable de decir las cosas.

Aprende a decir NO

En realidad, no se trata tanto de pronunciar ese “NO”, sino mantener al margen el sentimiento de culpa que sobreviene después de haberte negado. Comprende que decir “sí” a todo no te hace mejor persona. Y pasar por encima de ti mismo equivale a hacerte daño.

Reserva un tiempo para ti

No dejes de lado eso que te gusta hacer, ni esos sitios a donde te gusta ir. Regálate un tiempo a la semana solo para ti. Marca unos linderos para ese tiempo valioso y no permitas que otros intervengan en él.

Trabaja a partir de metas

Cada día puedes ponerte una meta; es importante que sea viable y poco ambiciosa: los grandes logros se construyen a partir de pequeños pasos. Se humilde y no te fijes grandes propósitos, que vendrían a ser una trampa para ti mismo. Al final de la semana, mereces una recompensa si cumpliste con las metas de cada día; no olvides premiarte, porque ese estimulo es un elemento importante para re programar la idea que tienes de ti mismo.

Conócete

No por nada Socrates, lo estableció como máxima de su filosofía: conócete a ti mismo. Tal vez crees que sabes muy bien quién eres, pero lo más probable es que no sea así. Quien reniega de sí mismo y se desvaloriza, no se está mirando con un lente objetivo, sino a través de una programación automática que lleva en su mente. Cuando pienses en ti, enfatiza en tus virtudes y dales el valor que merecen.

Se generoso



Dar es una manera de conectarse genuinamente con la vida. No puede ser un acto de sacrificio, sino algo que nazca del corazón y te haga sentir bien. Cuando das, sin esperar a cambio y en completa libertad, generas alrededor de ti una cadena de afectos y de “buena vibra”. Eso incrementará el sentido de valoración por ti mismo.

viernes, 24 de julio de 2015

MANTENER Y DEJAR IR

Mantener y dejar ir

Ganar, perder, reír, llorar, abrazar con emoción, cerrar los ojos en soledad... La vida es un ciclo que no tiene fin, que fluye, corre y que se nos escapa de las manos por mucho que deseemos retenerla. Como la juventud, como ese amor eterno que una vez nos vendieron y que siempre tuvo en realidad, fecha de caducidad.
La vida es un duro equilibrio entre mantener y dejar ir, una ley que nadie nos enseñó y para la que no nos han preparado, y que sin embargo, vamos aprendiendo con el tiempo calladamente.
Ya desde niños somos protagonistas de esos acontecimientos que nos marcarán para siempre, aprendemos, por ejemplo, que existen diferentes tipos de pérdidas.
Recordarás sin duda a aquellos amigos que se fueron a vivir a otras ciudades y que nunca volviste a ver, y también, que la muerte de algunos de tus familiares o incluso tus mascotas, estableció una dolorosa separación que nunca pudiste alcanzar.
La vida teje su propio equilibrio de ganancias y pérdidas, hilando distancias que nunca alcanzaremos, pérdidas que habremos de asumir en un aprendizaje personal, el más solitario de todos.
Hablemos hoy sobre esta ley implícita de la que todos deberíamos ser conscientes.

 “mantener” 

El dolor de la pérdida es en realidad, el valor y todo el amor actual que dirigimos a aquello que nos envuelve. Nadie llora por ejemplo, por algo que no ama, nadie siente el vacío de algo que antes no ha tenido en su interior. Así pues, en este equilibrio vital que establece la vida, es necesario que sepamos reconocer  primero todo aquello que es valioso para nosotros.
Aprende a valorar todo aquello que te rodea, mira a los ojos a quienes te quieren. Siente la sencillez del día a día y experimenta cada momento con los tuyos, como si fuera el último.
Ninguno de nosotros sabemos lo extensa o fugaz que es nuestra “cuota” de vida, o incluso la de los demás, así que ¿Y si aprendemos a disfrutar más del presente y del “aquí y ahora”?
En ocasiones cuesta, hay veces que nos vemos nublados por las preocupaciones, por las obligaciones, fijamos nuestra vista en el pasado y nuestras expectativas en el futuro, desplazando el presente como si no existiera. Como si no te estuviese abrazando en este mismo instante.
Las personas en ocasiones somos criaturas enfermas de nostalgia, es más, según nos dicen numerosos psiquiatras, el cerebro humano pasa gran parte de su tiempo evocando recuerdos, y lo que es peor, hay quien cae en esos pensamientos obsesivos que nos anclan ciegamente en ese fracaso del ayer, en ese error del pasado.
Lo que perdiste ayer ya no existe. Déjalo ir, asume y acepta. El dolor de ayer es una puerta por la que avanzar para reencontrarte con lo que eres ahora, alguien más humilde y sabio que merece ser feliz de nuevo.

“Dejar ir” 

“Dejar ir” no es sólo asumir una pérdida o un fracaso. Es también madurar, cambiar unas ideas por otras, crecer interiormente e incluso enfrentarnos a nuestros valores.
En ocasiones asociamos la idea de “dejar ir” a tener que aceptar un fracaso emocional o una pérdida personal, cuando en realidad, las personas practicamos este concepto a lo largo de toda nuestra  vida. Madurar es concebir nuevas ideas y enfrentarse incluso a nuestros propias palabras de antaño…
El niño que fuimos tuvo que desafiar al adolescente que pedía más derechos, más libertades. El adulto, entendió después que no todo son libertades, que también existen responsabilidades.
La persona que éramos hace dos años, ya no será seguramente igual a la que hoy ves cada día en el espejo. El aprendizaje vital, emocional y la simple cotidianidad te ha hecho desprenderte de cosas y asumir conceptos nuevos.
Como ves, todos nosotros “dejamos ir” pequeñas cosas cada día. No obstante, las más grandes son siempre las más dolorosas. ¿Cómo dejar ir, por ejemplo, de nuestra mente y nuestro corazón a esa persona que antes llenaba todo nuestro universo?
Hay vacíos que duelen y enferman, huecos en los que nos podemos perder si no somos capaces de desprendernos de eso que causa más dolor que beneficio.
No te aferres a algo que te causa dolor y que no funciona. No tires de lo que no cede… Déjalo ir, la vida seguirá fluyendo y te traerá más opciones. Más oportunidades.